¿Qué consecuencias puede tener utilizar la IA como si fuera un psicólogo?

noviembre 25

El uso de herramientas de inteligencia artificial cada vez es más común. Ya no nos es ajena esta tecnología que hasta hace poco nos parecía lejana y excesivamente compleja. En cambio, a día de hoy, los datos nos hablan de que su uso está muy generalizado, especialmente entre los jóvenes.

Además de los muchos y diferentes usos que la inteligencia artificial tiene, parece que utilizarla con fines psicoterapéuticos empieza a normalizarse. Así lo afirman algunos estudios como el publicado en la revista Harvard Business Review en el que se indica que la terapia y el acompañamiento son algunos de los principales usos que se les da a las herramientas de inteligencia artificial.

Ante esta realidad, surge la pregunta de si este tipo de tecnología puede llegar a sustituir la labor de un profesional cualificado como un psicólogo.

Podemos entender que la tentación de acudir a esta herramienta tan accesible y de respuesta inmediata sea una opción barajada por muchas personas, pero no debería plantearse como un sustituto de la psicoterapia por varios motivos:

Según diferentes escuelas y modelos de psicología, uno de los ejes fundamentales de la psicoterapia reside en el factor humano. El vínculo entre terapeuta y paciente es lo que ayuda y permite el cambio. Es complicado que alguien confíe en los demás si ha sido dañado por personas de su entorno. Es complicado que alguien consiga valorarse  y aceptarse a sí mismo, si no lo ha hecho nadie antes. Es complicado gestionarse emocionalmente y regularse si no hemos tenido modelos adecuados y no lo hemos visto nunca. Con la inteligencia artificial, al menos a día de hoy, no es posible generar este vínculo sanador que sólo puede generar el factor humano.

Aunque tengamos mucha capacidad de autoanálisis y de introspección, todos tenemos una parte ciega en nuestra personalidad y acciones. Normalmente una de las funciones del psicólogo es entender el origen de los comportamientos transcendiendo en muchos casos lo meramente expresado en la demanda verbal. Los silencios, las contradicciones y las expresiones no verbales también son fundamentales para entender los problemas.  Esta manera de intervención amplia, más completa, no puede realizarla la inteligencia artificial, al menos actualmente. 

Parece que la inteligencia artificial en la actualidad está diseñada para ser especialmente aquiescente  en el ámbito de la atención a procesos personales. Tiene como objetivo generar experiencias agradables en la mayoría de los casos. Debido a eso, no genera cuestionamientos tan necesarios en la práctica de la psicoterapia. Probablemente, tiende a no plantear preguntas incómodas o que remuevan. Este hándicap reduce el disenso que en muchas ocasiones impulsan el cambio y la responsabilidad personal. Este tipo de dinámicas pueden reforzar actitudes narcisistas ya que no estimulan la autocrítica.

Uno de los problemas asociados al uso de las tecnologías es el aislamiento social. En ocasiones, la inteligencia artificial puede generar una especie de burbujas personales en las que se buscan respuestas inmediatas. Corremos el riesgo de que las personas se acostumbren a resolver sus inquietudes emocionales con respuestas automatizadas, perdiendo la riqueza de las relaciones personales.

Uno de los puntos fuertes de la inteligencia artificial es la capacidad de respuesta inmediata y la facilidad de acceso. Pero esta ventaja puede volverse contraproducente en algunos problemas psicológicos. Las respuestas rápidas y cómodas pueden ser malos aliados para trabajar aspectos como la impulsividad o la tolerancia a la frustración, entre otros.

La relación que se establece en un espacio psicoterapéutico genera la seguridad necesaria para que la persona encuentre el apoyo que necesita para explorar sus problemas y sus emociones. Se trata de poder abrirse con autenticidad, sin miedo a ser juzgado, a ser rechazado. Esto se consigue gracias a un apoyo empático por parte del psicólogo que permite aliviar el estado emocional, y a la vez, reaprender otra manera de relacionarse desde la expresión sincera.

Además de todos estos puntos, cuando hablamos de inteligencia artificial siempre existe la duda o la sospecha de si la “máquina” puede o no manipularnos dependiendo de los intereses de su propia empresa. Lo que sabemos con seguridad es que necesitan nuestros datos y que pasamos mucho tiempo en ellas para conseguir lo que queremos. Son dos variables a tener en cuenta.

En definitiva, parece que todavía, al menos en 2025 seguimos necesitando  hablar con otras personas y no sólo con máquinas. La conversación, el sentirte escuchado, entendido por alguien que siente como tú y que te acoge, no es comparable a una herramienta que responde en base a un algoritmo.

Si necesitas ayuda psicológica en Proyecto Hombre Madrid tienes un gran equipo de profesionales dispuestos  a escucharte, entenderte y acompañarte en los problemas que puedas estar sufriendo. Contamos con todos los avances y herramientas pero seguimos contando con el ingrediente más importante en el trabajo psicoterapéutico; el factor humano. Contacta con nosotros.