Trastornos de la conducta alimentaria

«Siempre fui un chico gordito. Cuando comencé la carrera empecé a preocuparme por mi imagen. Hice alguna dieta, comencé a ir al gimnasio… y empecé a verme mejor. Llegaba la época de los exámenes y comía de manera compulsiva, no me movía… y volvía a engordar. Empecé a obsesionarme. Para bajar de peso contaba calorías y si me excedía, necesitaba quemarlo haciendo ejercicio. Era un círculo vicioso. Cada vez comía menos, y lo poco que comía lo tenía que quemar en el gimnasio. Fue muy complicado pedir ayuda porque creo que sigue siendo tabú que los chicos tengamos este tipo de trastornos. Decidí pedir ayuda porque no podía más. Me sentía fatal conmigo mismo. Me aislé, me sentía solo. No quería hacer planes, me daba vergüenza hablar con la gente, siempre me sentía inseguro… y tenía un sentimiento de culpabilidad horrible. No ha sido fácil, pero gracias a mi psicólogo estoy muchísimo mejor. Estoy muy orgulloso de haber dado el paso», testimonio anónimo paciente Proyecto Hombre Madrid.

«Con 20 años tuve una relación con un chico que no me trataba bien. Había cogido unos kilos y él no hacía más que recordármelo. Al principio me gastaba bromas pero después sentía que me lo echaba en cara en muchas ocasiones. Me generaba una angustia enorme. Intenté adelgazar pero me obsesioné con todo lo que comía. Contaba calorías, dejaba de comer, comía por atracón… entré en un bucle horrible que cada vez me generaba más ansiedad. Mi mejor amiga notó que algo no iba bien. Habló conmigo, me pidió que fuera a un psicólogo… pero yo no quería. Discutía con ella, con mis padres, con mi novio… sentía que todo iba terriblemente mal, no era yo. Empecé a tener pensamientos que me daban mucho miedo, quería acabar con todo el sufrimiento que tenía, y me asusté mucho. Hablé con mi amiga y me acompañó a Proyecto Hombre Madrid. Ojalá lo hubiera hecho antes», testimonio anónimo paciente Proyecto Hombre Madrid.

«Siempre me he preocupado por mi aspecto físico. No recuerdo cuándo hice mi primera dieta pero era bastante pequeña. Nunca le di importancia porque todas mis amigas lo hacían. Mi madre, mi hermana… también. El problema comenzó cuando decidí dedicarme al mundo de la imagen. Me comparaba constantemente con mis compañeras. Cada vez que nos proponían un trabajo yo intentaba estar más delgada. Toda mi energía la dedicaba a controlar lo que comía. Si me excedía, vomitaba, tomaba laxantes… me sentía horrible y culpable pero no podía controlarlo. Todo esto afectó a mi trabajo. Entré en un bucle muy complicado y comencé a autolesionarme. Fue aquí cuando mi entorno se dio cuenta de que algo no iba bien. Mi madre oyó a una psicóloga de Proyecto Hombre Madrid hablar en la radio sobre este tema y me presionó para que fuera. Yo no quería. Gracias a mi madres y a su insistencia ahora estoy muchísimo mejor», testimonio anónimo paciente Proyecto Hombre Madrid.