Chemsex

«En alguna ocasión había tenido relaciones sexuales bajo los efectos de las drogas pero también mantenía relaciones satisfactorias sin drogarme. Aunque mis parejas siempre han sido mujeres, en ocasiones tenía relaciones con hombres. A través de una app conocí a un chico que me propuso participar en una sesión de chemsex. En ese momento no sabía lo que era pero me atrajo la idea. En ese momento estaba soltero y comencé a acudir a estas sesiones los fines de semana. Cada vez lo hacía más, no estaba en mi mejor momento, y esto me permitía disfrutar, desinhibirme y desconectar. Dejé de quedar con mis amigos, a nivel laboral también tuvo consecuencias (la vuelta al trabajo los lunes era cada vez más difícil, era imposible concentrarme, me quitaron algunas responsabilidades hasta que acabaron despidiéndome), no quería ver a mi familia para que no sospecharan nada… Me vi envuelto en un bucle autodestructivo. En las últimas sesiones no recordaba nada. En un par de ocasiones tuve que acudir al hospital. Esto fue lo que hizo que decidiera poner solución a mi problema. Está siendo un proceso complicado aunque ahora estoy mucho mejor. Estoy orgulloso del paso que he dado», testimonio anónimo paciente Proyecto Hombre Madrid.

«Mi pareja y yo compartíamos un apartamento en el centro de Madrid. Llevábamos 7 años saliendo juntos cuando de repente me dejó. El mundo se me vino encima. Me sentía solo y lo único que quería era salir de fiesta, evadirme, no pensar… Conocí a un chico que organizaba fiestas en pisos simplemente para tener sexo y consumir al mismo tiempo. Probé de todo, tina, mefedrona, GHB… Un día en una de las fiestas las dosis se me fueron de las manos. No recuerdo nada de cómo sucedió pero pasé cinco días en la UCI. Fue un golpe muy duro para mí sentirme tan vulnerable y decidí comenzar tratamiento. Fue la mejor decisión que pude tomar», testimonio anónimo paciente Proyecto Hombre Madrid.

«Empecé a consumir cannabis cuando tenía quince años para evadirme de una situación familiar complicada. Mi orientación sexual también fue un punto de conflicto, en concreto con mi padre, que no aceptaba que fuese homosexual. Conocí a un chico americano que se convirtió en mi pareja por un tiempo. Fue él quien me introdujo en las fiestas chemsex. Las primeras veces consumía pequeñas cantidades, pero poco a poco necesitas más, por curiosidad probaba y combinaba otras sustancias, acudía con mayor frecuencia a la sesiones, las alargaba todo lo que podía, consumía más para que fueran más duraderas… Con el paso del tiempo también empecé a consumir fuera de las sesiones… todo se desmadró. Fue mi hermana quien me pidió que acudiera a tratamiento. Está siendo un proceso difícil pero siento que tengo autocontrol y mucha más confianza en mí mismo», testimonio anónimo paciente Proyecto Hombre Madrid.